Teníamos tanto futuro,
tantos planes,
tantos lugares por conocer y visitar,
teníamos todo para formar un emporio;
nos veíamos tan bien en cada foto.
Tu abrazo era a la medida de mi cintura,
tus labios, tu estatura, tus manos,
se ajustaban tan bien a mí,
tu piel se entendía tan bien con mi piel;
a nadie le había escrito tantos poemas,
eras mi inspiración,
tenías toda mi admiración,
éramos el mejor equipo
cuando nos proponíamos algo,
y sí, no mentía cuando te mencioné que me hacías
la mujer más feliz del mundo.
Pero, nunca estuviste lo suficientemente
seguro al decidir si me querías o no,
tu inseguridad volvió a arruinarlo todo,
te llegaron al precio,
te llegaron al precio,
es posible que nunca te vuelva a ver,
solo me doy cuenta lo mucho que te amé,
tanto como para no volver a repetir la historia,
se queda en mi pasado;
con los malos momentos,
tus gritos,
mis llantos.
Podría buscarte,
decirte que te extraño,
pero para que,
si tú querías terminar,
jugaste con mi paciencia,
te burlaste de mis sueños,
jugaste a perderme,
por un momento perdí mi camino,
lloré tantas noches, tantos días;
me costó tanto juntar mis pedazos de razón,
de valor, de respeto,
aprendí a no querer a alguien más que a mí.
