Te regalo un poema
que retumba en la eternidad,
que se puede sentir
y replicar al leerlo,
te regalo un pedazo de mí,
que nació de la inspiración.
Te regalo un poema,
que no se puede comprar,
que no tiene precio,
que no es tangible.
Te regalo un poema que
nunca sabrás que es para ti,
quizá nunca leerás,
que solo existirá,
en algunas líneas,
Que la vida te de eso que buscas tanto,
ese amor propio que crees que
esta afuera y en otros,
esa paz que necesitas,
esa certeza de saber quién eres,
con defectos y virtudes.
Que te ames un chingo para no ser
y aceptar un amor a medias.
Que todo tu entorno sea armonioso,
que seas tan feliz, que contagies
con tu risa, con tu forma de ser.
Que seas inspiración,
admiración,
como lo fuiste para mí,
que seas poesía eterna,
en el tiempo, en el alma.
Alegró mis días,
aunque fue corto el tiempo,
tocó mi alma,
de pronto pasó,
cada vez que la pienso
bendigo sus pasos,
honro la coincidencia,
agradezco que pude ver sus ojos,
compartir instantes,
escuchar su risa,
escuchar su autobiografía,
su manera de ver la vida.
Distintos caminos,
con un sentir parecido,
un momento de atención
para ambas dónde coincidimos.
Y después no volvimos a hablar,
no volvimos a reír juntas,
no volví a ayudarle a cargar su bolsa,
no volví a escuchar sus mensajes de voz,
no sé si la vuelva a ver,
si nos topemos,
o solo sea otra historia por contar.