Parsimonia

Me emociona mucho volver a verte,

visualizo tu rostro,

tus gestos;

debo confesar que me pones nerviosa,

que sonrío 

cuando te recuerdo;

no demores mucho,

que el invierno llega,

que el frío quema,

y mi calma espera. 

Imbuida

Pensando que dirías,

si te digo que llevo tiempo 

escribiendo por vos,

que es una locura,

pero me atrevo 

a estar contigo un domingo

por la tarde sin zapatos,

contemplándonos, 

a caminar hasta que olvidemos 

a donde vamos,

quiero morir contigo pero de risa

por barbaridades que se me ocurran,

quiero contigo viajar,

quiero ser tu confidente,

tu amiga,

la escritora de tus pupilas.

Ecuánime

Y a pesar de todo 

de su rostro triste,

de su allanamiento,

le seguí escribiendo,

¿por qué?

porque me nace, 

porque puede que algún día

pueda tocarle el alma a distancia 

con mi poesía,

no necesito tenerle,

para quererle,

para apreciar su belleza,

para admirar 

su ser inmaterial,

tal vez si pudiera verse 

como yo le veo 

se quisiera un poco más.

Me tomo la culpa

Patéticamente me gustas,

podría pedirte una disculpa,

¿pero, por qué?

si no tengo la culpa

de que te me hagas una persona interesante,

sentimental,

opulenta,

me tomo la culpa,

las consecuencias 

de mi sentir,

los insomnios 

que me hagas vivir,

las letras que me hagas escribir,

finalmente es algo 

que me hace darle un toque

de emoción a este mi mundo,

que me ha costado tanto reconstruir.