Con las ganas que tenía de tomarle la mano,
de besarla,
de dormir abrazada de ella,
con las ganas que tenía que me viera,
como yo la veía;
con las ganas
que tenía que me correspondiera,
con las ganas que tenía de ir con ella a todas partes,
con las ganas que tenía de viajar con ella.
Un día tuve que parar todo,
porque no era yo a la que quería.