Yo te veía de la manera más dulce y tierna,
de la manera en como se aprecia la belleza interna,
yo te veía con ojos de amor.
Yo te amaba,
con todo y tu pasado,
real,
sin apariencias,
sin tu actuar con todas las demás personas.
Yo te amaba
a pesar de tus dudas;
siempre te tenía una respuesta,
una solución a tus problemas,
¿lo recuerdas?
Yo te amaba
con tu mal genio;
después de gritar
también te amaba,
con tu desequilibrio mental y emocional,
con tus ideales,
con tus sueños.
Yo creí en ti,
en cada palabra,
mientras ni siquiera tu misma
creía en la posibilidad de grandeza.
Pero ni así te quedaste…
Dudabas de mí
si era del montón de idiotas
que solo quieren compartir
un par de días de pudor en la cama.
Una tarde de enero,
era la milésima vez que me decías
que no valía la pena
que nada valía la pena,
que todo había sido una blasfemia,
después de tantas veces de
explicarte cuanto te amaba,
esa vez desistí…
te expliqué de tantas maneras
en poesía,
de frente,
que es lo que sentía,
pero nunca lo comprendiste.
Dolió…
lloré por noches, por días,
enumeré los mejores momentos,
te recordé en tus peores,
me cuestioné.
Y solo puedo decir que…
Te amei.
